El Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) presentó, días atrás, su tradicional informe sobre la incidencia de la pobreza en el país, del cual se desprende que el 33,6% de los argentinos es pobre.
Esto significa un avance de 5 puntos respecto de los números que se habían presentado el año anterior, cuando rondaba el 28,7% y se encontraba descendiendo.
De hecho, 2,2 millones de personas ingresaron en el umbral de la pobreza durante este último año. También se vio incrementada la indigencia aunque, en este caso, en mucha menor medida: subió cuatro décimas y alcanzó el 6,1% al compararlo con el mismo período del año anterior.
De este modo, la cantidad de pobres en Argentina pasó de 11,4 millones a 13,6 millones, y la de indigentes, de 2,3 millones a 2,47 millones.
Sobre estos duros indicadores, época consultó al arzobispo emérito de Corrientes, Domingo Salvador Castagna, quien reflejó al respecto que “es un año muy difícil, pero no podemos perder la esperanza de aunar esfuerzos para revertir los números de la pobreza e indigencia del país, que nos duele a todos”.
“La clase dirigente, los educadores, los gremios, la Iglesia, las instituciones intermedias y el empresariado deben formar un bloque multidisciplinario en el que todos aporten ideas para ayudar a bajar esos porcentuales. Todas las voces y acciones al respecto tienen que ser tenidas en cuenta, sin banderías políticas y con el sólo fin de ayudar a los argentinos que tienen las necesidades básicas insatisfechas”, postuló el pastor.
La incidencia de la pobreza en el tercer trimestre de 2018 alcanzó niveles superiores a la registrada en el año 2016, cuando significativas devaluaciones provocaron un alza de la inflación y una caída del poder adquisitivo.
Fuente: Epoca