Hay una tensa calma en el ciudad de Rosario ntral. Andrés “Pillín” Bracamonte, líder de la barrabrava de Rosario Central, y Daniel “Rana” Atardo, su segundo al mando y también sindicalista, fallecieron tras un ataque a balazos luego de la derrota del equipo contra San Lorenzo. El atentado ocurrió el sábado por la noche, a varias cuadras del estadio, en la intersección de Avellaneda e Ibarlucea. Según informaron fuentes policiales, una moto se acercó a gran velocidad y disparó alrededor de 20 veces contra ambos líderes de la barrabrava del club rosarino. "Una persona que estaba rodeado de barras, en un contexto de cancha, con un operativo policial y ahí los interrogantes que quiénes liberaron la zona, quiénes lo querían muerto y empieza a generarse la desconfiaza de ir a un estadio de fútbol en Rosario. La tensión en constante", dijo el periodista Julián Villalva. "Bracamontes no fue solamente un jefe del paravalancha que estaba vinculado al negocio de entradas, cuidacoches, comidas al rededor del estadio, era muchísimo más que eso. Tenía relación con jugadores, con la comisión directiva. Tenía vínculos con UPCN, con la Uocra, brindaban servicios de vianda a hospitales en la ciudad de Rosario, tenían servicio de baños públicos para las obras de construcción, se habla de 130 chapas de taxis a un valor de 13.000 dólares que tenía a Baracamonte como titular con testaferros; negocios en torno a la ventas golosinas. No es solamente un barra que perdió la vida, al que mataron el sábado", dijo.